jueves, 5 de marzo de 2015

Capítulo 5: El electroshock que me trae a la vida


Anoche me costó dormirme. Estaba pensando en “Tormenta”, a quién estaría entrevistando. Cómo se tomarían los famosos su manera de ser. Tengo a varios conocidos de la farándula, y sé que sus egos son tan gigantes como el temperamento de esta chica.
Quiero encender el televisor, buscar la entrega de premios y buscarla entre las estrellas. Me resisto, me digo que si la veo en ese Valentino, probablemente mi corazón no lo resista. Es decir, lleva parado mucho tiempo, puede ser una sobrestimulación.
En algún momento me dormí. Algo así como a las 22:00. Y cerca de las 5:00am a lo lejos, siento mi celular sonar.
Me he preocupado de dejarlo cargando. Antes no me preocupaba. Podía estar semanas apagado hasta que Mike me obligaba a prenderlo. Yo no le veía el caso.
Esta vez es diferente. Primero, si voy a volver al trabajo, tienen que poder localizarme. Y segundo, estoy esperando una llamada a una hora loca. Y no sabes a qué hora puede ser.
Evidentemente, más que loca, es una hora bastante temprana.
-        Sabes, cuando dijiste una hora loca, pensé que lo decías para no tener que quedar conmigo.  Veo que no mentiste.- empiezo a vestirme con un pantalón formal y encuentro una camisa blanca.
-        Necesito cafeína. Y no es tan temprano, llevo despierta desde hace una hora- me dice con una voz acusadora. Siento que alguien me está tratando de vago. Bueno, hoy terminan mis vacaciones, y lo único que lamento es tener que usar trajes otra vez. Nada de vaqueros…
-        ¿Qué hacías a las 4 am. despierta? -  pregunto extrañado, las galas del BAFTA suelen durar hasta las 3 o más ¿Qué acaso no durmió?
-        Estaba haciendo mi caminata. ¿Qué podría hacer a esa hora? En fin, te espero en el Starbucks de ayer en… 15 minutos. No puedo demorar demasiado- está en plan negociadora. Es de lo que me hablaba Mike. Sabe intimidar.
-        Tú mandas  -  le aseguro, y le voy a decir que no veo el momento de verla cuando me suelta.
-        Oye, si no quieres venir no debes hacerlo. ¿OK?- me deja sorprendido, su manera juguetona de hace dos segundos desapareció para darle lugar a una muy seria y arrepentida. Si no sospechara que esta chica probablemente no conoce la vergüenza, diría que hay un poco de ella  en su voz.
-        Hey, ya estoy saliendo de casa, agradece que mi auto es rápido. Te veo pronto, nena -  por primera vez creo que tengo el control. No le dejo tiempo para que me tire un comentario inteligente y corto.
Tomo el Lamborghini Aventador del garaje. Me doy cuenta de que hace casi tres años que lo tengo. Debería cambiarlo. Pero, tiene muy poco uso, y además su motor me recuerda a ella.
Si lo sé, estoy estúpido.


Atravieso Trafalgar Square luego de dejar el Aventador en un aparcamiento privado y diviso el Starbucks. Están abriendo. El local esta vació.
Pienso que esta chica me ha hecho un mal chiste. Si, han pasado 14 minutos, pero qué si me hiso venir para reírse de mí.
 Todo comienza a hacerse oscuro, ahí está de vuelta. La conocida nube de la incertidumbre, aunque esta vez no viene a causa de S.
Decido que no voy a esperar más aquí, me levanto del banco que había escogido y salgo a la calle.
Cuando estaba a punto de marcharme, siento que un escalofrío me recorre.
Me doy vuelta y ¡Pum! Una vez más, la chica sin nombre que me saco el aliento ayer me atropella. Otra vez.
Tiene puesta ropa de deporte, muy ceñida al cuerpo. Y la tengo entre mis manos. Literalmente se aplastó contra mí. Está un poco sudada, sus mejillas son del color de los tomates, y está agitada.
Su pelo está húmedo, y sale un aroma maravilloso de él.
No lo puedo identificar, es una mezcla. Fresas, café y menta. Hay algo más. Y ese aroma. El aroma de su cabello, me pone en sintonía. Y ella es el electroshock que trae latidos a mi corazón nuevamente.



Capítulo 4: Alguien me devuelve las ganas de vivir

Llego a casa, y no recuerdo cómo. Es decir, si. Si, se que luego de que ella se marchara del Starbucks, me tome un rato para quedarme mirando el vidrio como un estúpido.
Sé que luego me dije a mi mismo que era patético, me pare y me fui hasta  dónde deje aparcado mi Aventador, que por cierto, tenía un motor V12 atmosférico. Lo que me hiso pensar en ella nuevamente.
 Sé que metí el carro en el garaje interno del edificio y tome el elevador. Ahora aquí estoy, comiendo una pizza dura. Probablemente lo que me ha mantenido en acción los últimos meses.
Me siento en mi sofá. Prendo mi equipo de audio y repaso toda la escena de la que fui un participe más bien pasivo.
Con esta mujer probablemente no se pueda ser mucho más que pasivo. Estoy seguro de que no me equivoqué al decir que es una fuerza de la naturaleza.
Muy bien, veamos… la chica estaba vestida de vaqueros, con unos lindos botines militares un poco desgastados. Los vaqueros eran apretados y marcaban sus piernas, y las generosas curvas de… ¿De qué color era su camiseta? Si! Negra, era una camiseta negra y tenía una chaqueta de cuero a juego con sus botines. ¿Acaso esa camiseta no tenía el escote más perfecto? Cuando ella se sentó en la silla del café pude notar lo pequeña que era su espalda. Estoy seguro que mis dos manos sobrarían si tuvieran que medirla. ¿Tenía una bufanda? Creo que era de punto roja. No recuerdo muy bien cómo era la bufanda, recuerdo cómo caía por entre sus senos cuando la acomodo al pararse cuando se disponía a marcharse.
No creo que sea buena idea seguir pensando en que llevaba puesto. Sobre todo porque tenía pinta de rockstar y chica dura que realmente… me pone.
Mejor no sigo por ahí. Probablemente termine igual de incómodo que en el Starbucks.
Luego de meditar un rato sobre la chica desconocida y terminar de ver el documental de literatura victoriana por tercera vez, miro el reloj y veo que son las 19. Creo que sería un buen horario para llamar a “don Stevenson” y preguntarle quién demonios es está chica.
Un momento. ¿Será jugar sucio?
Decido jugar un poquito sucio. Le preguntaré quién es, pero le diré que no me diga su nombre. Sonará a disparate, lo sé.
-        ¿Jared? -  pregunta Mike extrañadísimo por teléfono. Siempre llama el para chequear que sigo vivo. Yo no llamo nunca. -  Hey amigo! ¿Todo bien? ¿Necesitas algo?
Por Dios, esto hace que me cuenta lo imbécil que he sido todo este tiempo. Mi amigo se preocupa constantemente por mí.
 Es la única persona de mi vida anterior (anterior a la muerte de S) que continúa llamando y visitándome. Me obliga a salir una vez al mes. Y me trae libros y películas, de los que mandan a la revista. También me obligo a retomar el gimnasio hace unos cuantos meses. Dice que parezco un espectro y que tiene planeado escalar en las vacaciones y que su compañero de toda la vida no puede negarle eso.
Sé que le ha costado verme así. Pero hoy siento que he despertado de un largo sueño.
La niebla se ha disipado y sé que debo agradecerle por no dejarme morir. Físicamente no tengo ningún problema. Mi problema es que no tengo ganas de seguir aquí.
Mejor dicho, no tenía ganas. Hoy ha sido una bocanada de aire fresco, mejor dicho un temporal que azoto mi cara y después me saco la lengua.
-        Hey Stevenson! – digo en tono amigable, un poco sardónico -  hoy he visto la cosa más maravillosa.
-        Jared, ¿eres tú?- pregunta con vos extrañado. No lo culpo.
-        Soy yo amigo, ¿cómo estás?- pregunto para que tome aire. Sé que probablemente no entienda que me pasa. La vida ya no me muestra cosas maravillosas a mí, y él lo sabe.
-        Bien… -  responde dubitativo -  ¿sucedió algo, Jared?
-        Sucedió, amigo. Sucedió algo de lo más extraño y gracioso. Te lo contaré pero con una condición- juego con él. No soy muy justo. Mi amigo corre con gran desventaja
-        Soy todo oídos - dice mi amigo. Lo se lo he dejado un poco impactado con mi nuevo entusiasmo.
-        Resulta que hoy fui a la Trafalgar Square y me senté en el banco que tanto le gustaba a S. ¿Lo recuerdas? – pregunto. Iniciare la historia desde el principio para darle tiempo a que comprenda.
-        Vagamente, se que se pasaba horas sentada allí. – contesta, el no la nombra.  Sabe que me duele mucho, y que la tengo muy presente. Pero el insiste en que debo superarla. Bueno, hoy estará feliz.- ¿Qué con eso?
-        Bien estaba sentado en el banco, y por un momento vi a una mujer muy atractiva, pero no me llamo la atención su físico en lo absoluto…
-        ¿Por qué no me sorprende eso? Jared deberías empezar a fijarte más en las mujeres- me interrumpe, y yo sigo sin escucharlo.
-        Bien, la chica tenía la mirada más profunda de todas. Pero luego se perdió entre la gente y yo me fui a la imprenta.
-        Mhhmm- Mike me indica que sigue escuchando y que sabe que  está a punto de escuchar cómo me recordó a S o algo relacionado con mi hermanita.
-        Cuando estaba entrando a la imprenta- prosigo -  alguien me atropelló, y me di cuenta de que era la mujer. A ella se le rompió el bolso y mientras recogía sus cosas ¿Qué hago yo?- le doy oportunidad a mi amigo de hablar.
-         Mmm… no lo sé, Jared. La insultaste, te disculpaste por romper su bolso. Te fuiste… las opciones
-        Me quede mirando su escote! -  lo interrumpo antes de que siga con sus opciones- me sentí el adolescente más precoz de todo Londres en ese momento. Su escote se llevo toda mi atención, hasta que se agacho para buscar sus cosas claro, ahí su trasero se volvió mi punto de interés, Mike. Te juro que hace mucho tiempo que no me ponía tanto una mujer.
-        Dime que no la miraste como un freake acosador. Tus modales han decaído mucho últimamente- se burla de mi, esto es un inicio. Está volviendo a ser mi amigo, el de las bromas, no el comprensivo y preocupado. Bien, eso es lo que quería.
-        Lamento desilusionarte, pero si. Parecía un niño por cómo me babee. Pero para beneficio de ambos, la chica me insultó un poco y me hizo reaccionar- le cuento
-        ¿Te insultó?- dice incrédulo, y sé que está reteniendo una sonrisa -  ¿Qué te dijo?
-        Creo que me insulto en francés y luego procedió a informarme que se dio cuenta de que le hice rayos X a su escote
-        No…- se que se muere por largar una risotada, pero no lo hace. Debe estar costándole mucho- ¿Qué hiciste entonces?
-        La invite a tomar un café, para disculparme, y ¿sabes lo que dijo?
-        ¿Qué?
-        Que aceptaba porque ¡¡debía ahorrar el dinero del café para comprarse un bolso nuevo!! ¿puedes creerlo?
-        Jajajajaja- lo logre- En serio amigo, ¿qué tipo de mujer rechaza a un tipo como tú?
-        Oye, estoy consciente de que no estoy en mi mejor momento- admito para que sepa que estoy al tanto de que soy la sombra de lo que solía ser.
-        No viejo, ya no estás tan mal. Es decir, te vendría bien aumentar el ejercicio y comer algo que no sean tus horribles pizzas. Tal vez salir más y ponerte en marcha con el trabajo pero… te ves bien como siempre- intentar disuadirme de todo lo que normalmente no puede.
-        Es de eso de lo que te quería hablar- admito.
-        ¿De qué? -  pregunta desconcertado, no puede creer de que vaya a aceptar algo de lo que dijo.
-        De todo, Mike. Necesito pedirte perdón por ser un terrible estúpido este último tiempo y agradecerte lo que has hecho por mí.
-        Amigo, está bien. ¿quieres que vaya allá?- se que está preocupado. Por mucho tiempo pensó que me suicidaría. No sé porque no lo hice. Sólo preferí mantenerme aletargado.
-        No, necesito un favor.
-        Dime- dice de inmediato.
-        Prepara mi oficina, mañana iré a trabajar. Y necesito que me des un par de datos. Sin darme ningún nombre.
-        ¿Ah? ¿A qué te refieres?, no importa dime. Me alegra mucho de que vuelvas, mañana estará todo listo.
-        Gracias G. Y me refiero a que esta tarde la mujer a la que le rompí su bolso, atendió su teléfono en frente mío, y maltrato a su jefe, un tal Stevenson. Después de amenazarlo con estampar fotografías de sus escapadas al baño con una tal Tifany, logro negociar un extra a fin de mes, y un Valentino a la cuenta de este jefe tiránico. No quiero saber su nombre, pero quiero que me digas si trabaja en la Revista.
-        Guau amigo, te cruzaste con Tormenta.
-        Ah?
-        Tormenta, le decimos así cariñosamente en la redacción. Es una freake de las historietas de X-men… Ahora comprendo lo de los rayos X.- por un momento algo, como un calor sofocante me inunda.  Y no quiero pensar en Mike como mi amigo. Quiero que retire lo dicho y se muerda la lengua.
-        Entonces, ¿trabaja en la revista?
-        Amigo, ella ES la revista. Es la crítica de literatura de la que te hable. Es muy buena en lo que hace, en realidad es buena en todo lo que refiere a arte, pero ella prefiere la literatura. ¿Por qué no quieres saber su nombre?- me pregunta extrañado.
-        Luego te explico – contesto después de pensar alguna excusa y no encontrar ninguna- Ella menciono que trabajaba de más… ¿a qué se refería? ¿y porque le tienes que comprar un Valentino?
-        Jajaja porque además de ser excelente periodista es una muy buena negociadora…- suspira- recuerdas que te hable de una chica, Tifany.
-        ¿La del baño? -  pregunto esperando una historia de lo mas histérica. Mi amigo no tiene suerte con las mujeres, siempre encuentra las más raras y locas.
-        Si… eh…bueno hace un tiempo que salimos. Y sé que ella es superficial y poco…- hace una pausa- sensible – continua -  pero su cuerpo… Oh por Dios! Deberías ver las piernas kilométricas que tiene. Siempre está para tomarla, dispuesta. Y coge como una diosa. Sé que no me ama y yo no la amo. Pero me da lo que quiero y yo a ella. Por eso se ha tomado vacaciones y… Tormenta cubre la mayoría de sus reportajes.
-        ¿Tienes a la mejor periodista cubriendo el trabajo de tu novia de turno? -  No sé porque lo formule así. Quizás para no ponerme en evidencia. Bueno, en realidad es demasiado tarde. Mike lo noto en el primer minuto. Pero me molesta que la sobrecargue de trabajo.
-        No es tan así. Le doy los eventos más importantes. Los que necesitan ser cubiertos profesionalmente, y no por cualquiera. Por eso el vestido.
-        ¿De qué estás hablando? -  pregunto confundido
-        Jared,  ¿de verdad? Necesitas salir más ¿no has abierto tu correo?
-        Explícate, por favor.- estoy perdiendo la paciencia y siento que alguien se está riendo de mí. Pero esta vez si me molesta. Reminiscencias del viejo yo están apareciendo…
-        Hoy son los BAFTA. Tormenta los cubrirá para la revista. Y tiene un puesto en el palco VIP de periodistas. Por lo que me dijo que si no le compraba de mi bolsillo un vestido acorde al evento podía olvidarme de que lo cubriera. Por lo que sé, le gustan los Valentino.
-        Mmhmm… Entonces, cómpralo. Te lo mereces por ser un jefe que se deja manipular. -  Digo desviando el tema… Un momento, me estoy burlando de Mike? Sé que tal vez mis intentos son evidentes, pero no me importa. Además quien en este mundo se privaría de la visión de esa mujer enfundada en un vestido hecho para sus curvas.
-        Jared…- me dice Mike pensativo.
-        ¿Si?
-        Mañana espero ver de nuevo a mi amigo… pero te advierto, esa mujer no es fácil. Tiene un peso demasiado pesado encima, y no por nada tiene ese apodo.
-        ¿Por qué tiene ese apodo?
-        Porque cuando su temperamento sale a relucir, es como una tormenta, como un tornado. No te lo hará fácil.
-        Nada ha sido fácil, asique porqué no ir por lo difícil para no perder la costumbre -  digo tomándomelo como un desafío. Como algo más que un desafío, lo digo pensando en la única persona que ha logrado sacarme una sonrisa desde hace tiempo. Y una erección. Si, una gran erección.
-        Entonces, ve con calma Jared…
-        Ya he estado muy calmado por mucho tiempo amigo, es hora de despertar.
-        Nos vemos mañana.
-        Hasta mañana.
Sé que he desorientado a Mike, pero bueno, ya era hora.
Mañana vuelvo a mi vida.
Sé que si prendo el ordenador y reabro mi olvidada cuenta de Facebook, en el perfil de Mike podría encontrarla. O quizás en el de la revista. 
Me sería más fácil entrar en el servidor de la revista y buscar los archivos de los trabajadores. Pero no lo haré. El único paso para empujar un encuentro será volver a trabajar.
Quiero que ella me llame. Aunque estoy tentado de llamarle y preguntarle de que color será el vestido que le hizo comprar a Mike.
De pronto algo me llama la atención. Ella no parecía del tipo de vestidos vaporosos y llamativos. Ni tampoco del tipo de tacones altos e imposibles de usar. Pero estoy seguro que eso es por el bien de los simples mortales que la rodean.
Verla con vaqueros era perderse en sus curvas. Con un vestido posiblemente nadie podría sacarle los ojos de encima.
El hecho de que tome la decisión de volver a la vida, al trabajo y que ponga a S al resguardo de mi tristeza en un gran espacio de mi alma, me inquieta.
Probablemente sea porque nunca antes me había sentido así respecto a alguien que no fuera de mi familia.
Pero si esta mujer no me quiere. ¿Si me rechaza? ¿Qué se supone que haré? Cualquiera diría que lo que siento no es sano. Pero no me importa, el hecho de que alguien te devuelva las ganas de vivir. Bueno… eso vale para mí.


Capítulo 3: Fue desconcertante y fuera de lugar, sin contexto aparente.


Fue sólo un momento.
Su sonrojo fue bastante fugaz para mi gusto.
Y sé que esto que está pasando aquí, es de lo que en numerosas ocasiones me hablo Grany. La abuela lo describió perfectamente.
Ella me advirtió y yo desestime su sabiduría porque lo considere una tendencia romántica propias de las mujeres. Además teniendo en cuenta que mi abuela conoció a su marido durante los 20’s…
Tonto de mí. Grany me explicó en detalle lo que pasaría. No recuerdo todo. Pero sé que me dijo que lo primero que me pasaría cuando empiece a enamorarme, sería que me gustaría algo de ella que en otra persona me desagradaría.
Su risa. Me encanto y puedo decir que fue uno de los mejores sonidos que he escuchado en mucho tiempo.
Pero no la soporto en otras mujeres. Las mujeres que solía presentarme  Mike, antes de darse por vencido, cuando reían… no lo hacían realmente. En primer lugar su risa era tonta y vacía. Como un mueble que no ha sido usado en mucho tiempo.
Además su risa era siempre correcta y oportuna. La risa de… por Dios todavía no se su nombre.
Bueno, su risa. Fue desconcertante y fuera de lugar, sin contexto aparente. En realidad sospecho que se reía de mí. Pero ni siquiera puedo pensar en molestarme por eso.
Bien. Grany 1- Jared o.
También me hablo de percibir sutiles detalles que pasarían inadvertidos de ser cualquier otra persona.
Y ahí encaja perfectamente su sonrojo. Lo vi, y por muy fugaz que fue, las dos veces que lo divise, pude notar su reacción. Fue su sangre en las mejillas, las chispas que saltaban en las pantallas café de sus ojos, y su lenguaje corporal intentando tapar su cara con su cabello lo que me lo dijo.
Posiblemente, hace dos años podría haberlo visto sin darle demasiada importancia. Desde la muerte de S no noto nada, y estoy seguro de que no lo habría notado un día común. O con cualquier otra persona.
Increíblemente esto no me molesta.
Grany me lo dijo. No le creí, pero pensé que no mentía acerca de lo que ella sintió. Asique, Grany si esto es lo que sentiste, gracias por decirme como reconocer esto.
No tengo miedo. Ya he estado destrozado por amor. Y posiblemente siempre siga destrozado por el amor que le tuve a mi hermanita pequeña toda la vida. Y nadie va a poder hacerme olvidar eso.
Pero, a regañadientes tengo que admitir que esto no se siente como amor filial ni nada.
En primer lugar, esta chica me atrae. Y mucho. Es totalmente mi tipo de mujer, aunque no sabía que había un tipo de mujer predilecta para mí antes de poner mis ojos en ella.
Segundo, se puede ver a una milla que es demasiado inteligente. Y que no le da miedo usar la ironía para su divertimento privado y exclusivo.
Tercero, sabe que es un Maserati. Eso suma muchos puntos.
¿Estoy haciendo una lista? Bien voy a alegar demencia en algún momento, lo sé. Pero ya que empecé…
Cuarto verla sonrojarse fue una de las cosas más sexys que he visto en mi vida. Una mezcla de inocencia y sexualidad no manifestada apareció en esos segundos.
Y heme aquí, reaccionando incómodamente a esa sexualidad.
No solo me he quedado mirando su cara embobado en su encanto, sino que también estoy teniendo la mayor y más incomoda erección en años.
Carraspeo y me muevo en mi silla. Al parecer la chica sin nombre lo interpreta como pie para dar una respuesta a mi propuesta.
¿Tiene que pensarlo tanto? Es solo otro café, un poco de status…
-        Si acepto, te tendrás que adaptar a algún loco e inconveniente horario. Asique no tienes que hacerlo… -  las palabras salen de su boca sin convicción.
 A pesar de tener 50% de mi atención en mi entrepierna y las posibles manifestaciones de esta, veo mi oportunidad y la tomo.
-        No tengo ningún problema con los horarios, estoy en vacaciones -  no le miento, pero digo una media verdad.
Una vez más me regala una mirada escéptica. Duda un poco y al final en vez de una respuesta comienza a hurgar en su bolso. Saca su celular y ¿me lo pasa?
-        Anota tu número- ordena.-  Yo te llamo cuando necesite un refuerzo de status- ahí está, su sonrisa que dice “sé lo que hago, tómatelo con calma pequeño…”
-        Ook….- emito en un gruñido receloso.
Posiblemente no me llame. Y no quiero correr ningún riesgo. Asique, cuando termino de guardarme como “Jared Collins” entre sus contactos, inmediatamente pulso “llamar”.
El vibrador en mi bolsillo se activa y corto.
-        Oye! No te di permiso para que llamaras a tu teléfono!- me dice enojada. Su ceño fruncido y fingida expresión de enojada son adorables.
-        Lo siento, pero me aseguro el volver a verte.
No me está pateando. Eso es un avance. Tampoco ha dicho algún comentario ácido. Simplemente se ha quedado mirándome.
En ese momento en que estoy a punto de decirle que me parece que tiene los ojos más hermosos de Londres, Ultraviolence de Lana del Rey comienza a sonar con insistencia en su teléfono, tengo una gran curiosidad por saber quién la llama después de la hora en que las oficinas han cerrado.
Por favor! No sabes ni su nombre y supones que trabaja en horario de oficina.
Bajo la vista para tener una pista de la vida de esta sin- nombre- chica. Y no me gusta lo que veo.
Un tal Mike la llama.
Mi amigo, Mike, la está llamando.
No hay lugar a dudas, sé que es mi Mike porque en la pantalla aparece una foto de ambos en lo que parece ser la celebración de algo. Hay copas de champán y corbatas sueltas. También dos sonrisas muy grandes. 
Es la primera vez que veo una sonrisa de esta chica, y me hipnotiza. Lamentablemente no está dedicada a mí. Y tampoco es una en vivo y en directo.
Mi cabeza reacciona luego de lo que podrían ser 2 segundos demás de sostener el teléfono en mi mano, y se lo entrego.
No sé qué pensar.
Mi amigo de toda la vida no me ha comentado de alguna novia últimamente. Pero no es que le preste demasiada atención desde hace dos años.
Igualmente podrían ser amigos, y la foto, un recuerdo del viejo y divertido Mike. Dios sabe que ese tipo es el alma de todas las fiestas y probablemente por eso es tan popular con las mujeres.
Y probablemente esta, no sea la excepción.
Debería haberlo pensado, una mujer así no puede estar sola. Y si conoce a Mike, ¿cuáles son las probabilidades de que no lo ame ya?
-        Stevenson, llevo cuatro días de guardia- contesta la llamada con la voz más hostil y belicosa que le he escuchado -  No puedo cubrir el trabajo de tres siendo una sola. He dormido 15 horas en tres días y ni siquiera he vuelto a casa a regar mi jardín. Si una de esas plantas se arruina por tu tiranía laboral la cubrirás de tu bono de Navidad!- pone los ojos en blanco y se dedica a escuchar.
Tengo que aguantar las ganas de aplaudir. Me he quedado atónito. Por lo que ha dicho, Mike es su jefe. Y por lo que ha dicho parece que no lo quiere demasiado… Dios ni siquiera los profesores trataban a Mike por su apellido. El se ganaba el afecto de quién fuese necesario, y hacía que lo llamaran por su nombre. Creo que eso lo hacía porque es el menor de 5 hermanos y en su familia nadie recuerda su nombre antes de nombrar primero a sus 4 hermanos mayores.
Esto me hace pensar, quizá Mike ha hecho un cambio en el plano laboral en el último tiempo y exige que lo traten como el “Señor Stevenson.”
La chica sin nombre sigue escuchando atenta el sonido que proviene del celular. En un momento abre los ojos grandes y dice:
-        HEY! Tranquilo, trabajo para ti y hasta ahora he cobrado un solo sueldo.  El mío! No el de tu estrellita que se asolea en Bahamas. Me pagan para que haga mi trabajo y lo hago. No me pagan para que cubra ese tipo de cosas- se voltea como para que no escuche de lo que habla  mientras le hablan del otro lado y suelta- Mira Stevenson te conviene darme algo bueno y un extra en mi bono de este mes. Sabes que me llueven ofertas de la competencia y sus condiciones laborales no pueden ser peores que las que me ofreces.
Y entonces tengo una epifanía. Si esta mujer trabaja para mi amigo. Entonces, trabaja en la revista. Ergo, trabaja para mi.
Abuela, no predijiste esto ¿o si?
-        Está bien, lo haré- contesta- pero ya sabes, un extra o tendrás muchas fotos de tus escapadas al baño con Tifany pegados por las paredes de tu oficina- hace una pausa mientras escucha- sabes que no haría eso. Pero tienes que parar de darme su trabajo a mí.- lo dice en una voz más conciliadora, casi dulce. Como si le explicara una obviedad a un niño - Un momento. No puedo ir. No tengo ropa apropiada.- espera mientras escucha y suspira- Harías lo que sea por esa tipa no…?- pregunta y su cara se ilumina como si hubiese encontrado las respuestas a todas las preguntas del Universo - Quiero un Valentino. Y va por tu cuenta. Si no te puedes ir olvidando de las exclusivas. No puedo ir así como así.
Corta el teléfono enojada sin decir adiós o esperar una respuesta.
Me mira, hay cierta vergüenza en su cara.
-¿Problemas?- pregunto, quiero que me diga todo, y que sepa todo ya- ¿Algo anda mal?
- No, lo siento por eso. Es el idiota de mi jefe. No me deja en paz desde que descubrió que puedo hacer el trabajo de su novia que se toma vacaciones una vez al mes.
Dijo “idiota” eso quiere decir que no le agrada demasiado. Bien, bien por eso. Mike, una vez en tu vida no le has agradado a una mujer. Y es la mas oportuna de todas.
- ¿En qué trabajas?- pregunto. Apuesto a que escribe, ahora que me concentro en sus manos, puedo ver un callo en su dedo medio de la mano derecha que no está en la mano izquierda. Y tiene muchas manchas de diferentes tonos de tinta. Debe escribir muchísimo.
- Lo siento, me quedaría. Pero debo irme- me corta y cambiando totalmente el ambiente comienza a recoger su celular de la mesa y a buscar algo en su bolso.
 Deja propina para el barista nervioso. Es una mujer generosa
- Fue un placer que me rompieras el bolso y me miraras de más.
Sé que mi rostro está en llamas. Esta mujer puede hacerme sentir avergonzado pero a la vez me estimula. Y me gusta.
-        Oye- rezongo- lo compensare con los cafés/estatus necesarios hasta que te compres un bonito bolso de marca.
-        Está bien, pienso que es justo. Asique posiblemente mañana te llame para que me compres el desayuno. Puesto que mi tarjeta reventará a fin de mes- se para y se acerca, mucho, y sin dudarlo ni un segundo me da dos besos, uno en cada mejilla y así como así, haciendo un ademan con la mano, suelta- Adiós.
-        Adiós- logro soltar la respuesta más patética de mi vida. Me acaba de besar
No, no vueles tan alto Jared, te saludo amablemente. En algunos países la gente se da hasta tres besos para decir “Hola”. Debe ser tu mente la que juega.
La veo irse rápidamente, haciendo que la gente a su alrededor abra espacio para que ella pase.
Contonea sus caderas hasta la puerta y se lleva el celular al oído. Empieza a hablar frenéticamente con alguien.
Cuando está pasando por enfrente  de mi mesa, a través del vidrio sonríe, y ¿Acaba de sacarme la lengua?
Mientras habla por celular paso, me sonrió y me saco la lengua. Cuando ve mi gesto de desconcierto. Vuelve a largar esa carcajada contagiosa y se escucha a través del vidrio.
Me contagia. Estoy riendo. Después de casi dos años, estoy riendo como un adolescente negando con la cabeza y pensando que estoy perdido.



Y esta es Ania,
TYLER HOECHLIN es mi Jared ideal.

Jared y Ania

Jared y Ania