jueves, 12 de marzo de 2015

Capítulo 17: Me he propuesto hacerte sonreír.


Guau. Mucha información.
En primer lugar, si este es al tipo al que Ania todavía ama… probablemente haya sido una relación fuerte y tremenda.
Segundo, algunas cosas se aclaran. Otras simplemente se vuelven más misteriosas y difíciles de deducir.
Tal vez debería estar preparado para sostener su mano. Pero… de qué será de lo que la tengo que salvar… Me intriga demasiado saber, evidentemente “Andy” no lo supo, o al menos, no lo revelo.
No hay necesidad de que me pidan que le diga que se ve hermosa, eso es siempre. Lo haré sin dudar. Y viendo que es una lectora comprometida… posiblemente, le regale libros para tener excusas para besarle la frente.Su pasado… me da miedo ir allí. Perdió a personas, la han decepcionado. Pero todavía la persiguen cosas. ¿Qué cosas? Acaso no es feliz…Lo único que saco del tipo que escribió la carta son tres cosas: se llama Andy; la adoro, pero se retiro como un hombre al percibir que no era el momento; y se intereso lo suficiente en ella luego de la ruptura, como para hacerme llegar esta carta.Bueno, reflexionando sobre Diego, también tengo algunas conclusiones. Es gay, por lo que no supone una amenaza. Conoció a Andy, y por lo visto también conoce muy bien a Ania.Bien, en vista de mis nuevos descubrimientos, debo trazar un plan de acción. Ania todavía ama a este chico. Eso puede significar diferentes cosas. Quizás todavía lo ama, pero en contra de sus deseos. Eso al menos, me pareció a mí.Bien, hoy es domingo, debo darle tiempo a Ania a que se recupere mentalmente de mi declaración de amor apresurada. Al volver sobre ella, pienso que dije lo justo. Pero sé que asuste a mi pequeña.Ella se muestra fuerte e infranqueable, pero en el fondo se que no lo es tanto.En la oficina la gente me saluda y me desea buenos días. Probablemente se enteraron de que soy un jefe considerado hacia las resacas de algunos empleados.Mike me pone al tanto de algunas cuestiones referidas a la revista, y me dice que ha programado una reunión para esta tarde a las 17. Bueno, eso sólo significa dos cosas. Uno, estoy de regreso. Dos, casi seguro que veré a Ania en esa reunión.Cuando estoy por levantar el teléfono para que July me consiga un Latte para llevar, así continuó con mi estrategia de enamorar a Ania a través de bebidas de tres euros, tocan mi puerta.-        Adelante.
-        Hola -  una voz tímida se filtra por detrás de la madera, y un soporte para vasos aparece con dos cafés en el -  Vengo en búsqueda de redención…- dice Ania, asomando su hermoso rostro por el marco de la puerta, pero este es empañado por un gesto de vergüenza y arrepentimiento.
-        Y de qué quieres redimir tu alma, pequeña?- digo en tono de broma, y con un gesto que le indica que pase.
-        No suelo llorar enfrente de extraños – dice entregándome mi café- y tampoco suelo tener tratos de esa naturaleza con extraños, que resultan ser mi jefe…
Evidentemente, está avergonzada, no entiendo porque en realidad. El de la declaración de amor fui yo.De todas maneras, no puedo mirarla con sarcasmo ni hacerle notar la ironía de que, si bien ella lloró, yo probablemente mostré una parte de mi que nunca nadie vio.Le hago un gesto con la cabeza para que tome asiento enfrente mío del otro lado del escritorio horrible que decora la oficina fea que Mike me busco. Esto del minimalismo debe acabar rápido.
-        Ania, quiero que entiendas lo siguiente: técnicamente, soy tu jefe, pero eso son solo palabras, o estipulaciones laborales. No quiero que te sientas en esa posición de jerarquías verticales porque no sería justo, ya que yo no me siento influido por ellas. Aunque, te agradecería que no me denuncies por acoso… - digo la última frase con un tono de humor, y veo que se dibuja una pequeña sonrisa en el rostro de Ania, sus labios tienen ese color indefinido nuevamente, y sus ojos marrones me miran atentamente.
-        Ok… haré el intento, pero ya sabes que no me siento muy cómoda respecto a eso. De igual manera, está el vergonzoso espectáculo que di en tu auto…. Yo… lo siento mucho…Verla bajar la cabeza mientras se disculpa me molesta mucho.
-        Oye, escúchame esto: No quiero que nunca más te disculpes conmigo por demostrarme tus sentimientos. A mí no me parece vergonzoso expresarse, y a una escritora consagrada, tampoco debería.- digo esto con un tono quizás un poco demasiado alto, pero dejando en claro mi convicción con respecto al tema. Los pequeños ojos de Ania se abren y casi parecen grandes para su rostro.
-        Bueno, si lo consideras de esa manera… probablemente tengas razón. El problema, es que yo uso lápiz y papel para expresarme, y no es mi elemento la palabra hablada. Además, de que…- se está cerrando, lo presiento
-        Además de que no hablas mucho del tema, ¿cierto?
-        Cierto – traga con dificultad, y baja la vista por un instante. Luego toma su Latte y le da un largo trago. Yo hago lo propio con mi café. Una vez más, negro con dos medidas de leche, mi favorito. Y yo que tenía la intención de conquistarla a ella con cafés…
-        Ania, bonita, nada de lo que dije en el parque ha cambiado. Realmente me interesas mucho, no solo porque eres hermosa, si no porque tienes… - ella me está mirando muy fijamente, ha empezado a levantar ambas cejas y abriendo un poco más sus ojos caramelo, está un tanto pálida y me da miedo de que pueda desvanecerse- Hermosa, ¿te sientes bien?
-        Sí, estoy bien. - dice de forma apresurada-  ¿Era cierto?- pregunta sin despegar la vista de mi, sus ojos bien abiertos. He empezado a rodear el escritorio porque el poco color de su rostro me alarma.
-        Si era cierto ¿qué?
-        Lo que dijiste…- me mira avergonzada y luego baja la cabeza para hablar en un tono bajo- pensé que probablemente estabas influenciado por el vino, y la situación te llevo a decir más de lo que pensabas…- ahora estoy enfrente de ella, se ha girado en su silla y me mira a los ojos desde dónde está sentada.
-        Primero que todo, ¿en realidad te sientes bien?
-        Si, gracias. – para lo que sigue, decido acuclillarme a su lado para que nuestros rostros queden masomenos a la misma altura. 
-        En ese caso, si. Todo lo que dije era cierto, e incluso resumido para no abrumarte.
-        Bueno, me abrumaste igualmente.
-        Lo sé.
-         Jared, quizás estaba desbordada e impresionada por el momento, pero lo que dije… Si era cierto. – traga y levanta la vista a mis ojos, veo culpa, vergüenza, y quizás incluso tristeza en sus ojos.
-        Hermosa, déjame decirte algo, si estas enamorada de alguien más, yo… lo entiendo -  le doy una sonrisa para infundirle confianza – no estoy pidiéndote nada que no quieras dar. Es más, espero que tú estés dispuesta a soportarme a mí, porque soy obstinado y un poco insistente cuando me lo propongo. Y dado que me he propuesto hacerte sonreír, comprarte cafés y conocerte hasta el fondo, vas a tener que soportarme.

-        ¿Te has propuesto comprarme cafés? -  me pregunta con su hermoso rostro desbordando inocencia
-        Y también hacerte sonreír y conocerte a fondo -  le regalo la mejor sonrisa que tengo. Raramente sonrió, pero desde que vi a esta mujer… bueno todo es más feliz desde que la vi.
-        Debes estar loco… Sabes, los hombres no suelen acercarse a mí. Tengo cierta… tendencia a arruinar mis posibles relaciones, asique… no deberías esforzarte tanto…- ¿está tratando de convencerme de que no lo intente con ella?
-        Hermosa, te diré algo…- tomo sus manos en las mías- déjame decidir a mí, si esto no tiene caso, déjame decidir a mí si quiero dejar de intentar contigo, déjame decidir a mi si estar contigo no vale suficiente la pena como para esforzarme hasta lograrlo.
-        No mereces a alguien como yo, eres muy noble.- aprieta mis manos, y creo que está indicando su necesidad de ser escuchada.
-        En lo absoluto, no soy noble, soy egoísta, te quiero para mí. Y cuánto antes…- es ahora cuando se me ocurre la mejor idea…- Por eso, tú y yo vamos a almorzar ahora mismo.
-        Amigo, no estoy despreciando… pero, falta dos horas para el almuerzo.
-        Lo sé. Sólo que tenemos mucho de lo que hablar.
-        Ah? ¿De qué?- pregunta, y ahora es mi momento de dar el golpe
-        No lo sabrás si no vienes.
Y la tengo, se que la curiosidad siempre es más fuerte que ella. Y sucumbe.-        Ok… igualmente, tenía un bloqueo de escritura. – pone los ojos en blanco, para demostrar que no le afecta en lo absoluto, y lo único que puedo hacer, es reír.
Estoy encantado cuando ella empieza a reírse junto a mí.

Jared y Ania

Jared y Ania