Nos dimos nuestro primer beso. Fue totalmente tierno e
inocente, como Ania.
De pronto mis manos, que antes la abrazaban, subieron hasta
sus mejillas y la mire muy fijamente por eternos segundos. Ella puso sus manos
sobre las mías y luego bajo por mis brazos, para llegar a mis hombros y tomarme
de las mejillas también.
Su posición en puntas de pie fue tan tierna que pensé en
hacer todo muy lento y cuidadoso por si se podía romper.
Nos miramos tanto que descubrimos los secretos más profundos
en el alma del otro, lo que vi me incentivo a seguir.
Sus ojos no me decían nada más que el miedo que le daba
entregarse a una persona nuevamente. Y quién mejor que yo para entenderla!
El toque fue simple, casto y tan tan significativo, que
probablemente es uno de los momentos más lindos e importantes de mi vida.
Cuando termino no abrí mis ojos, deje mi frente apoyada en
la de Ania, y ella sólo me sostuvo más fuerte, como asegurándose de que no me
iba a marchar a ningún lado.
Permanecimos en esa posición por unos cuantos minutos, y
cuando decidí abrir mis ojos, ella continuaba con los suyos cerrados. Sus
labios estaban entreabiertos y un mechón de su pelo se movía regularmente
acompañando sus respiraciones cerca de su boca.
Fue la imagen más sensual y onírica que jamás había visto.
Digna de fotografiar, pero no. Este momento solo sería mío, y de nadie más,
sólo para mí.
Ya no tengo dudas, convertiré a esta mujer en mía, la
conquistaré y sanaré cualquier dolor que pueda quedarle en su alma. Sólo dejaré
que le pasen cosas buenas. La protegeré
de todo, de cualquier cosa que la dañe y le daré lo que quiera.
Sólo puedo hacerles esta promesa a mi hermana y a mi abuela,
en forma silenciosa y a modo de plegaria, ellas saben que se irá la vida
cuidando de esta mujer. Y saben que seré feliz si sucede así.
-
Gracias…-
escucho la voz de Ania agitada y muy suave y silenciosa – Gracias. - me abraza de pronto muy fuerte.
Parece que Ania necesita sentir que no me voy a ningún lado,
y así se lo hago notar, la aprieto contra mi muy fuerte.
-
Hermosa,
no tienes que agradecerme, por favor, dime que tienes, se que todo ha sido muy
abrumador…pero
-
Tu-
me interrumpe- tu, estas … Me haces actuar – suspira y afloja su agarre para
mirarme a los ojos - He hecho cosas
contigo de las cuales me había olvidado de cómo hacer, y los más difícil, es…
es que siento cosas contigo que me creí incapaz de hacer. ¿Entiendes? Eres… Oh,
Jared…
-
Ania,
yo… - decido lanzarme - Ania estoy
completamente enamorado de ti, y estaré aquí esperando a que creas que puedas
con esto que sientes. Pero mientras tanto, quiero poder ayudarte a lidiar con lo
que te moleste, con lo que no te guste. Me has hecho sentir más vivo en estos
días de lo que he estado en toda mi vida, te lo debo.
-
Creo
que yo también estoy enamorada de ti, Jared.
En vez de desnudarnos y partir directo al cuarto, nos
abrazamos, y yo compartí otro beso simple con Ania.
-
Sabes,
creo que no soy para ti…- me dice Ania en un tono burlón.
-
Ah,
claro, porque apestas… - continuo su
chiste
-
Sí,
porque apesto y porque todos tus libros son de historia.
-
Prometo
comprar algunas novelas. – digo con una sonrisa en mi cara.
-
Hazlo.-
Y me abraza. Podría vivir una vida entera entre sus brazos.