martes, 10 de marzo de 2015

Capítulo 15: Curiosidad



Anoche dormí. Dormí tanto que me quede dormido y por no perder la clase en el gimnasio, casi llego tarde a casa de Shona, quien me esperaba con un rico Filet Mignon.
Almorzamos Shona, Mike y yo. Y cuando Mike se retiro a hacer algunas llamadas, Shona se apropió de mi.
Cuando una mujer como Shona, de metro cincuenta y contextura maciza agita un dedo en tu dirección y te dice jovencito por instinto de preservación, deberías correr.
Yo no lo hice y puse mi mejor cara de valentía para escucharla.
-        Sólo voy a decirte dos cosas, Jared pequeño…
En primer lugar, lo siento, te he extrañado y te conviene no volver a ponernos a los dos en esta posición, en la que yo no puedo intervenir para verte mejor y tú te aíslas como si estuvieras completamente solo en el mundo. La gente te ama, Jared… Mike, el… no ha sido el mismo sin ti. Y yo he sentido como si mi hijo se hubiese olvidado de mí…- se enjuaga una lágrima con el dedo y retoma la compostura en menos de dos milisegundos.
-        Shona, yo…
-        Ah ah ah…- interrumpe, meneando su índice en mi dirección- todavía no he terminado. Lo segundo que quiero decirte, en realidad es una pregunta.
-        Dime, Shona.
-        ¿La amas cierto?- ¿Qué? De dónde saca información esta mujer…
-        Creo que sí. No sé si amar sea la palabra todavía. Me ha hecho… sonreír.


-         En el cumpleaños de Mike, la conocí en una situación un poco embarazosa, mi vestido se rompió y ella me encontró en el toilette. Sacó de su bolso hilo y aguja, remendó mi vestido y me pregunto si estaba bien. No sé que me llevo a hablar tan francamente con ella, pero le conté un problema que tenía. Ella me dio un vistazo de esos inteligentes que da y me dijo, la vida es hermosa, pero a veces apesta. No se detenga, que el perfume se invento hace siglos.
¿Lo ves Jared? Debo advertirte. Conocí en ese instante  a esa mujer. Es… poco ortodoxa, nada ordinaria. Es sumamente refinada ¿sabes? Pero no lo demuestra, le gustan sus “zapatillas”- lo dice en un tono reprobador- pero ¿sabes qué? Es una persona sabia, y presiento que ha atravesado mucho.
Si estás dispuesto a trabajar duro para conseguirla… creo que debes ser uno de los pocos hombres que la puedan merecer.

Tía Shona me dejo pensando por mucho tiempo.
 Y entonces decidí visitarla, verla al menos un segundo hoy, haría que el día valga la pena. Cuando subía las escaleras (un habitante del edificio me dejo subir cuando él se iba), escuche el sonido de una puerta abrirse detrás de mí.
Mi gran amigo Diego estaba allí. Me miró y soltó
-        Mira, la tienes confundida como pocas veces la he visto. Creo que deberías tener esto.
Entro a su casa y en medio minuto volvió y me entrego un sobre blanco, un poco amarillento, sin remitente ni estampillas. Se veía un poco viejo y como si hubiese estado guardado por un tiempo largo.
-        Déjala descansar un poco, Jared- me dijo asintiendo con su cabeza hacía la puerta de Ania – Y por mí no te preocupes. Soy demasiado gay para ella.
-        Oh…- fue lo único que atine a decir, no parecía gay, y yo había sido muy hostil con el por… ¿apuesto?
-        Entiendes que serías una gran amenaza y que por eso estuve a la defensiva…- respondo.
-        Si.
Da media vuelta y entra a su casa, dejándome en un pasillo a metros de lo que más quiero. Y con la curiosidad llameando en mi mano.
Doy media vuelta y me dirijo al coche.



Capítulo 14: Sonrisas


Cuando terminamos la vuelta de Ania estoy exhausto. No es larga, pero ella va rápido. Y yo ya corrí por una hora antes. Pero ella no tiene que saberlo.
-        Oye, está noche…- me dice con una voz un poco más baja de lo habitual - no me lleves a ningún lugar muy formal por favor. Odio la ropa que te obligan a usar en los sitios para ricos.
Me quedo parado y sorprendido. La miro y no la comprendo. Y a la vez la entiendo por completo. Su simpleza la hace extravagante. Pero qué clase de mujer te pide que no la lleves a un buen lugar. Todas las  chicas con las que he salido antes, aprovechaban el hecho de que estoy forrado para ir a lugares extravagantes y caros.
Entonces una idea acude a mi cabeza. La mejor en mucho tiempo. ¿Dónde jamás llevaría a esas tipas creídas?
-        Usa vaqueros y una camiseta vieja. Eso estará bien.
-        Al fin alguien de mi planeta… - murmura para sí misma.
La paso a buscar a las nueve en punto y me hace subir por medio del portero eléctrico.
Cuando llego a su puerta está abierta.
-        ¿hola?
-        Adelante, pasa por favor, ya estoy contigo – siento el ruido de un secador de cabello y decido entretenerme con algo.
Paseo por su biblioteca cuando veo una foto de Ania, está de espaldas a la cámara junto con un chico. Hay un paisaje de montañas enfrente de ellos. En la fotografía están abrazados y Ania tiene el cabello más corto.
Continúo mirando la biblioteca y encuentro otra foto, esta vez el chico se ve de frente.
Son muy jóvenes, ambos no pueden tener más de 20 años. Están sonriendo y señalando sus camisetas que dicen “667, el vecino de la bestia”.
Se puede ver que tuvieron una gran relación, pues las miradas que se dedican lo dicen todo. De repente me siento muy celoso. Y además enojado. Si este es el tipo que la hizo sufrir… ¿Por qué tener una foto con él?
Mi cerebro no entiende las posibles conexiones. Y antes de que pueda seguir pensando Ania me saca de mis cavilaciones
-        Lo siento, mi llamada se atraso. ¿Cómo estás? – pregunta. Es todo sonrisas, tal vez no lo sabe pero podría conquistar el mundo con su sonrisa.
-        Muy bien, ¿estás lista?
-        Por supuesto que sí – se señala a sí misma para que evalué su ropa. Efectivamente está lista. Usa unos vaqueros ajustados, unas convers negras y una remera con el logo de Superman.- ¿aprobé?
-        Mmm… ya lo veremos.
Llevarla a Regent´s Park a ver un partido de fútbol con todo lo necesario para un buen picnic a la luz de la noche, fue posiblemente la mejor idea que pude tener.
Lo sé porque Ania me lo dio a entender. Dijo algo así como “vaya, alguien entendió el mensaje” y me dio un toque con su codo en mi costado. Ese toque me dejo tonto por unos segundos y luego continué con el plan.
Puse una alfombra persa de Granny que encontre entre sus cosas en el depósito, y algunos candelabros antiguos de la vieja casona, y les puse unas velas que compre de camino. Use la vieja canasta de picnic que solíamos compartir con Stacy cuando eramos niños y les pague a unos hippies para que colgaran chucherías de papel que combinaran con la iluminación del lugar. Lo acompañe con unas copas de coca cola y sandwiches, sin olvidar el verdadero espiritu del picnic.


Ya hemos terminado los sándwiches y las coca-colas. Estamos comiendo unas uvas verdes y observando el segundo tiempo de un partido con jugadores bastante malos  cuando Ania suelta.
-        Está bien. Te escucho, pero te ruego que seas honesto. – me lo dice y no puedo dejar de verla a sus ojos cafés. Posiblemente eso, le da valor a mi promesa.
-        Prometo que voy a ser 100% honesto.
Pensaba empezar por decirle que me trajo de vuelta a la vida. Pero me doy cuenta que debería decirle que me alejo de ella. Doy un suspiro y me dispongo a contar la historia que algunos saben pero nadie ha escuchado de mi boca antes.
-        Hace dos años y siete meses, mi hermanita pequeña, Stacy fue atropellada por un auto cuando iba a mi casa de la Universidad.- hago una pausa, la mirada de Ania me transmite dolor y entendimiento, pero no dice nada, me deja espacio para que continúe. -  Sé que no debería sentirme culpable, pero lo hago.
 Yo estuve pendiente de ella siempre, desde que cumplimos los 12 y 18 años y mi abuela nos llevo a vivir con ella cerca del campus dónde yo estudiaba.
 Mamá nunca estuvo muy presente en ese aspecto. Si bien mi padre murió cuando yo tenía cinco años y medio, mamá reorganizo rápidamente su vida con el padre de S, pero el también falleció algunos años después.
Finalmente nos crió la abuela, y luego de su muerte, éramos sólo S y yo
 Yo solía ir a buscarla los jueves, pero ese jueves había estado ocupado. Le pregunte a S si no le importaba llegar en metro.- la miro y sé que está escuchándome con mucha atención, asique continuo -  S me dijo que por supuesto que no habría problema.
En el camino la atropellaron. Estuvo cerca de siete meses en el hospital antes de morir.
Desde ese momento, realmente no le vi mucho sentido al hecho de continuar.
Puedo ver una lágrima deslizarse por la mejilla de Ania, pero la frota enérgicamente y asiente para que continúe.
-        No he hecho nada de mi vida porque no tenía voluntad, ánimos o ganas… Pero hace un par de días te vi. Y fue como un puto electroshock.
Ania, pensarás que soy un loco, pero me hiciste sonreír. Solo tú lo has logrado en años. Y sólo logro olvidar la culpa y el dolor por la muerte de S cuando pienso en ti.  Lo que se ha vuelto algo muy normal en mí. Lo hago todo el tiempo.
Y si el hecho de  que sea tu jefe te detiene para tener algo conmigo. Bueno, no estoy dispuesto a dejar que eso sea un impedimento.
Me mira con los ojos muy abiertos, pero agrego:
-        Deberías saber dos cosas sobre mí. La primera es que nunca he tenido una relación con nadie porque considero las relaciones como algo muy especial. Quiero algo real, y lo quiero contigo. Y la segunda cosa es que  sólo te digo esto porque estoy 99%  seguro de que sientes algo por mí.
Espero a que Ania diga algo. Pero no reacciona, solo me mira. Transcurridos unos minutos le digo
-        Por favor, di algo. Lo que sea, linda.
Su rostro me anticipa una gran nada. Espero  y ella decide hablar.

-        No me gusta que me llamen “linda”.
Esta haciendo tiempo para procesar una respuesta.  Pero no doy oportunidad a que me evada, por lo que permanezco en silencio.
Toma aire y levanta la cabeza, su mirada se ve derrotada. Sus hombros están caídos, y sus ojos cafés se ven tristes. Me siento horrible por hacerla sentirse mal, pero no sé qué  puedo hacer que sea mejor que ser honesto.
-        Sé… - frunce el ceño. Es como si le costara mucho hablar -  sé de qué va perder a alguien, el dolor, la angustia y el pesar. No sé porqué te sientes culpable, lo de tu hermana fue un accidente que podría haber ocurrido en cualquier otra circunstancia. Pero no puedo… no puedo dejarte poner el peso que quieres poner sobre mis hombros.
Entenderás que me alegro de que tu culpa se vaya, pero no puedes reemplazarla obsesionándote con otra cosa, o conmigo, en este caso.
La vida es tan hermosa, a veces es inmunda, apesta y la odiamos, como en este tiempo que has pasado quieto. Pero piensa por favor, en todas las cosas que puedes hacer y que tu hermana no tendrá oportunidad de hacer.
Piensa que quizás ella quería viajar, tú no te has movido de tu casa en dos años, mientras que podrías realizar el sueño de alguien incapaz de estar aquí.
Quizás si siento atracción por ti, y coincido plenamente en el hecho de que… las relaciones son de las cosas más hermosas que te mantienen vivo en los peores momentos. Pero créeme, no puedo darte lo que queres, no enteramente.
Sólo puedo mirarla. No sé qué decir, tiene una visión completamente… optimista con respecto a mi vida en stand by. Pero lo que dijo al final no me gusta.
Ella ha estado en una relación, quizás de alguna manera, todavía lo está. ¿A eso se refiere por darme lo que quiero por completo?
-        No entiendes, tengo muy claro que a mi hermana no la recuperaré, pero no he desarrollado una obsesión mal sana hacia ti. Ania, lo que yo tengo no es nada psicológico – me rió amargamente.
-        Jared, me dices que olvidaste el motivo de tus miserias y lo reemplazaste con pensamientos sobre mí. ¿Qué eso si no es una obsesión?
Lo dijo tiernamente, con un tono empleado para niños, estoy seguro. Lo dijo… para que razone. Quizás me cree un estúpido acosador.
Estiro mi mano, con mi dedo índice le toco la mejilla. No puedo evitar hacer una mueca de placer/dolor. El placer de estar en contacto con su piel llega a ser intimidante. Y el dolor de saberme nuevamente vulnerable, bueno… hacía demasiado que no sentía esto.
-        Ania, hermosa. Cuando te veo, no veo una hermosa cara o un cuerpo de sueños, aunque están ahí, lo que yo veo… es la tristeza disimulada en tus ojos.
 Veo que te alejas del contacto físico con desconocidos. Pero también veo toda la bondad contenida pidiendo salir. Pequeños actos disfrazados de educación, pero están ahí.
También he visto tu sencillez, desapego… por más que me digas que quieres tu bolso… te importa un demonio el status del que tanto te gusta hablar. No eres presumida, y eres natural. No te escandalizaste cuando te traje al parque en vez de a un restaurant pijo.
Y por favor, no te enojes. Pero esta noche, he visto que tampoco estás completa. Aunque quizás no quieras hablar de ello, sé que… de algún modo alguien-  hago una pausa cuando ella se remueve después de haber permanecido estática mientras le hablaba – o algo – agrego, para no molestarla más – te ha dejado… incompleta. Pero… a mi sinceramente, me pareces el ser más perfecto.
Me mira, se lleva la mano a la boca, y sus ojos se ven abnegados en lágrimas. Cierra los ojos, baja su mano y a tientas, toma la mía. Esta temblando, y consecuentemente empiezo a temblar yo, pero lo disimulo en cuanto puedo, esta quebrándose, y alguien tiene que ser el fuerte. Recién ella lo hiso, es mi turno.
Veo que niega con la cabeza, y abre los ojos. Son cafés y tienen un raro tono, no es verde, ni azul, no es claro… es Ania.
-        Escalofriantemente, no te equivocas. Una situación me dejo… triste. Y no puedes esperar una recuperación mágica, o que sólo lo olvide. La situación que me trajo a Londres, fue la más dolorosa, y a la vez la más hermosa que he podido vivir. No me arrepiento en lo absoluto. Pero por ese mismo motivo, no te puedo dar todo lo que una gran persona, como sospecho que eres, merece.- dice con una media sonrisa muy, muy triste en su rostro. – Lo siento.
-        No entiendes, no quiero nada que no me puedas dar. Quiero tu compañía, tu charla y tu ingenio. Dios!! Tus observaciones, Ania…¿¡ cómo haces!?
Tiene una sonrisa triste en la cara.
-        Creo que es hora de que me lleves a casa, Jared.
-        Por supuesto.
Estamos a unos 2 kilometros de su casa. En la radio del auto empieza a sonar Can't Pretend de Tom Odell, y pienso que resulta muy apropiado para el momentoCan't pretend por Tom Odell, traducción al español. La escucho tomar aire de forma equilibrada desde que dejamos el Parque. Pero ahora, siento que un gran sollozo sale de su pecho. La miro, y veo que su cabeza está hacía abajo,  y sus hombros  se agitan. Ella no dice nada.
Aparco el coche donde primero puedo, y despacio me giro hacia ella y le toco el hombro, ella se gira, y de a poco levanta su cabeza para mirarme.
-        Es sólo que… todavía lo amo, no sé si lo dejaré de amar algún día. Y no quiero lastimarte porque no te lo mereces. Pero si sirve de algo siento exactamente lo mismo*- lo último lo dice en su lengua, y ese sonido saliendo de su boca, es como un rayo de esperanza.
-        Tranquila, ya veremos que sucede- la abrazo – quizás eres olorosa y al final no puedo contigo… - bromeo, y cuando la siento temblar me maldigo a mi mismo- Lo siento…
Pero empieza a reírse. Ese sonido que me llamo de vuelta a la vida no hace más que tres días, comienza a salir de su boca mientras se mezcla con un sollozo.
Ania me mira, y lo que veo en sus ojos esta vez, no es tristeza, tampoco culpa como suelo ver en los míos. Veo agradecimiento. Y realmente me siento sublime. Hacerla sonreír debe de ser mi misión en la tierra, por lo completo que me siento cada vez que sucede.
-        Gracias. Aunque no lo creas, hacía mucho tiempo que no sonreía tampoco. Contigo, me sale muy naturalmente…  Y, para que conste… soy bastante limpia.


Jared y Ania

Jared y Ania