miércoles, 15 de abril de 2015

Capítulo 35: El mejor despertar (2)


Cuando salí vencida del tocador, mi pelo era un desastre, Jared estaba en la cocina. Estaba haciendo café, y buscaba algo en la alacena.
 Todo el mundo dice que la conciencia es esa voz interna que te dice lo que está bien y lo que está mal. La mía en cambio, es como una entidad de la ironía que se ha propuesto torturarme.
Habla en los momentos menos oportunos, y la perra, es graciosa.
Mientras Jared se ponía de puntitas de pie para alcanzar una caja de cereales en el estante de arriba su camiseta se levanto, revelando dos huequitos tan sexy por arriba de sus nalgas que…
Dios si tu no vas ahí, iré yo…!
Esa, señores y señoras, era mi conciencia. En mi mente la imaginaba un poco perra como Natasha, atrevida como Amy y arrebatada con July. No me juzguen, son las cosas que admiro de ellas. Incluso lo perra… un poco.
Jared se bajo sobre sus pies descalzos y se giro, cuando me vio me regalo una sonrisa de esas que….
Bajan bragas!
Si bueno, yo iba a decir que “enamoran”, pero doña C tenía razón, también estaba teniendo injerencia en el departamento de abajo. Ok, no voy a mentir, por supuesto no soy virgen, pero…
…pero ha pasado tanto tiempo que ya nos “revirginizamos”
No iba a agregar nada a eso. El punto es que, de vez en cuando, yo sola no podía conmigo misma. No quiero entrar en detalles.
Vamos a morir de deseo sexual por este buenazo sino haces algo!!!
Me grito mi conciencia.
Bien, ella no era la única invitada en la conversación. También estaba este participante mudo y anónimo. Cada vez que Jared me miraba, me sonreía, me hablaba, o incluso, estuviese presente, este participante empezaba a tirar de una cuerda invisible entre mis pulmones y mi estomago que hacía un efecto “paro-respiratorio vs. Vómito inminente”.
Era mudo, claro, pero sabía cómo hacerse escuchar. Si estas eran las “mariposas en la panza” de las que mi mamá alguna vez hablo, supongo que lo hizo como cuando hablo sobre la existencia de Santa…
Bastante diferente, Ma…
-          Bien tenemos café negro, cereales, jugo y seguramente queda una manzana en el refri – me dijo con una sonrisa en su cara- ¿te duele la cabeza? Puedo conseguir un analgésico.
-          Gracias -  respondí tímidamente- ya no tengo resaca, el agua la saco del sistema – le informo. Bueno, ese era algo así como un don. Mis resacas más fuertes se iban con un baño y algunos mimos.
-          Debo decir que te envidio – me confesó – y… ¿dónde está la pequeña bola de pelos?
-          Oh… estaba en la habitación… - le informo
-          La voy a buscar – me dice y va a la habitación silbando.
Jared vuelve con Stephanie en sus manos y la deposita en el sofá. Desayunamos y compartimos el periódico. Charlamos sobre las novedades en el mundo. Un silencio cómodo se instala entre nosotros, y nuestras respiraciones se sienten acompasadas.
A pesar de que estamos con la barra del desayuno entre nosotros, la cercanía es desgarradora, cuando no quieres acercarte.
-          ¿Por qué dormiste en un saco de acampar?, y en el suelo – le pregunto a Jared, cortando la comodidad
-          Porque te habías aferrado a mi mano, y parecía que de eso dependía tu vida. – hace una pausa – no quise soltarla en realidad, y dormir en la misma cama que tu era una oferta tentadora, pero me temo que… quizás era demasiado tentadora – me dice levantando una ceja, con una sonrisa nostálgica.
Dios… quiero esto todos los días cuando despierte. Quiero una persona que me haga el desayuno, alguien que me de la mano de noche, que sacrifique su comodidad para ser un caballero… A la mierda  el feminismo, los caballeros pueden enamorar…
El participante silencioso hace uso de su poder “Paro respiratorio vs. Vómito espontáneo” y me da a entender algo… No sé muy bien que…
¡Follar!
¡Follar!
¡Follatelo!
Mi conciencia me aclara cualquier duda.
Pero es el tercer personaje en mi cabeza, que es parte de mí, pero no de la manera en que lo son silencioso  y conciencia depravada. Este es más bien un recuerdo.
Un parte que se fue pero que nunca morirá. Alguien que está conmigo todos los días de mi vida desde los 6 años. Pero que hace unos 5 está presente de otra manera.
Andy.
Sé feliz, consigue alguien que te ame como yo lo hago, alguien que se merezca una mujer como tú.
Si no quieres un compañero, sólo disfruta de la vida, se FELIZ. Hazlo, no me defraudes.
Sus palabras siempre estaban presentes. Yo era feliz. Y no, no necesitaba un “compañero”, obvio hasta que conocí a Jared y mis convicciones dieron por tierra.
¿Por qué….? Bueno, Jared era todo lo que una mujer quería: hermoso, exitoso, millonario… Pero eso era lo que cualquier mujer querría, el además tenía lo que yo quería. Era inteligente, sabía que la vida no era perfecta, había atravesado por mucho, era detallista…
Stephanie salto a mi regazo y se acurruco. Parecía que minutos habían pasado desde que le pregunte eso a Jared.
-          Debería irme, llamaré a Lucás – informe.
-          No, deja… Yo las llevo – me dijo Jared mirándome con sus cristalinos ojos azules que hacían que me perdiera- Además, tenemos que pasar por un lugar antes.

Resulto ser que ese lugar era la tienda para mascotas y la veterinaria. Jared hizo que me bajara a comprar con la ropa de pijama. Si…lo hizo.
Hablamos con el veterinario quién hizo un carnet de identidad para Stephanie. Cuando pregunto por el nombre de los “padres” de la gatita Jared se me adelanto y me dejo estupefacta.
-          Hija de Jared Collins y Ania Grezco – le soltó al veterinario con la mejor y más estúpida sonrisa que alguna vez he visto.
-          ¿Disculpa?- susurre, esperando una buena explicación.
-          Yo te la obsequie, pero la custodia es compartida, tu sabes… visitas los fines de semanas, paseos por el parque….
-          Jared, Stephanie es un gato – cuando le iba a decir que no era una niña, y que no tenía que “visitarla”, cambie de opinión – Ella no sabría disfrutar del parque. Disfrutaría más un poco de atún – le dije con una sonrisa tímida.
La sonrisa y la mirada de Jared pasaron de juguetonas a eufóricas, radiantes…
Esto me asustaba, pero no podía evitar sentir a este incordio tirando de la soga entre mis pulmones y mi estomago, y a la desubicada de mi conciencia que gritaba obscenidades propias de un camionero.
Pequeños pasos, se me ocurrieron como lo más idóneo para mí. Sabía que Jared iba a por todo, y si le demostraba algo un poco más osado, probablemente se apresuraría a actuar.
Pequeños pasos….

Cuando volvimos a mi casa había adquirido: una gata, 15 kilos de comida para gato que Jared había insistido en comprar (¿exagerado Collins?), 10 galones de leche (como si no tuviera en casa), y un carnet que me declaraba como madre de una gata, junto a Jared como su padre… ¿en serio? ¿Qué clase de veterinario dice “padres”?
Jared me ayudo a acomodar todo y vino hacía mí. Su cara demostraba… ¿miedo?
-          Sé que estoy insistiendo, y no me puedes culpar después de todo, pero… ¿Irías conmigo al baile está noche?
Ok, este era mi momento. Si aceptaba, no podría resistirme por mucho más tiempo. Si no lo hacía, bueno… sería una hipócrita conmigo misma.
-          No lo sé, debería buscar una niñera para Stephanie…- dije con tono de duda, y la cara de Jared fue un poema. Su barbilla casi tocaba el suelo, a lo que respondí con una carcajada - Pasa por mí a las 19… Y se puntual Collins- le dije entre carcajadas.
-          Por supuesto que sí- me dijo con una sonrisa como la de un niño que acaba de recibir dulces.
-          Bueno, entonces…- dije sin saber realmente que agregar…
-          Entonces te dejo, y vengo por ti a las 19- me informo – Cuida de ella Stephanie – le dijo a la gata dando le unos mimos en su barriguita.
-          No necesito que cuiden de mi – le indique, algo molesta- ¿sabes?- mejore un poco mi tomo a uno “más amable”
-          Lo sé- me dijo y se acerco a mí – pero no quiero correr riesgos – dijo, depositando un beso en mi frente de la manera más delicada en que me han tocado alguna vez.
Después de unos segundos Jared apoyo su frente contra la mía. Tenía sus ojos cerrados y su aliento fresco me llenaba como bocanadas de aire al que está a punto de ahogarse.
Lo que vino a continuación fue inesperado. No porque no esperara ningún contacto, sino porque no creí que sería de este tipo.
Jared me abrazo. Puso una mano en mi cintura y otra tomando mi nuca, y se aferro a mí como si fuera la última persona en el planeta. Sentí como su respiración se agitaba. Sentí como mi respiración se agitaba. Jared se alejo luego de unos largos minutos.

-          Te veo más tarde, Ania.- dijo. Y se marcho.

4 comentarios:

  1. Awwwww que tierno Jared!!! Resiste con todas sus fuerzas mantenerse alejado físicamente, aunque no creo que pueda resistir mucho más!. Ya me mata la curiosidad por saber como les irá en la fiesta, y sobre todo, en el after party!!!. Me gustó el capítulo! Me mataste con Stephany!

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    1. Stephanie es una preciosura, y lo que le pasa a Jared nos pasa a todos !!! La fiesta, uf !! está en proceso de escritura. El after va a ser épico, pero ojo!!! no se que sucedaaa !! Un beso Clo

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  2. Constanza querida! Cuándo actualizas?!?!? Me tienes en escuas mujer!!, ttampoco te he visto por el grupo, todo bien?

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  3. Coti.... No puedes dejarme así...!!!

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Jared y Ania

Jared y Ania